Volver al mar
.
Vamos a jugar al mar embravecido
Tú serás la calma que se transforma y yo seré la furia que arrasa
Luego, yo puedo ser el náufrago que espera la muerte
y tú puedes ser el agua que se agita para destruirme
¿Cómo podría ser de otra manera?
Los dos seremos el agua salada que no sacia
sino que aumenta la sed en cada bocanada que recibimos
uno del otro
Tú serás el barquito que navega sobre un mar encrespado
tratando de mantener el curso fijo
y yo intentaré desviarte del rumbo, hacerte caer, perderte.
(Vas a buscar tierra firme y yo te mantendré a la deriva)
Más tarde puedo ser el suicida que se entrega al mar
y tú puedes ser el mar que me recibe entre sus brazos
para devastar cada espacio de mi respiración con la tuya
(en algún momento
los dos trataremos de alcanzar la superficie,
tan sólo para ver cómo nos hundimos);
pero no te preocupes,
después volverás a ser la calma dormida en el oleaje que relumbra al sol
y yo la soledad de la espuma que en su interminable espera
acaricia con su compás la línea azul del horizonte.